domingo, 5 de septiembre de 2010

Conocerás al hombre de tus sueños

Como todos los años, Woody Allen vuelve a citarnos en el cine para hablar de sus obsesiones. Cuando vemos películas del neoyorquino, la verdad es que siempre nos parece que estamos viendo la misma película. Incluso, en ocasiones, es fácil que mezclemos historias de diferentes películas al intentar hacer memoria, pero a pesar de ello no resulta repetitivo. Lo que hace, lo hace muy bien. No engaña a nadie, el que paga una entrada para ver una película suya sabe que le van a hablar de crisis amorosas, de infidelidades, de religión, de la delgada línea que hay entre el éxito y el fracaso, de la insatisfacción constante del hombre contemporáneo en todas las facetas de su vida, de neurosis, de personas con una vida desencajada, de arte. El director demuestra que la originalidad no es lo más importante en el arte o quizá que se puede ser original sin necesidad de contar nada nuevo, simplemente cambiando los elementos de sitio y acentuando el carácter trágico o cómico de la obra según le convenga, algo en lo que es un maestro.


Si de casi toda su obra se desprende una visión amarga y pesimista de la vida y de todos los temas citados, en los últimos años este escepticismo se ha acentuado. Percibimos este cambio principalmente desde "Match point", aunque con algunas excepciones. La película comienza y termina con una cita de "Macbeth" que resume el mensaje de la película: "la vida es un cuento lleno de ruido y furia que no significa nada". En una entrevista Allen afirma «los personajes van dando vueltas en busca del sentido de sus vidas y encuentran ambiciones, éxito y amor. Se hacen daño entre sí y a sí mismos… un caos total. Pero, al final, cien años después, habrá otra generación diferente. Y todas esas aspiraciones no tendrán trascendencia alguna».
Woody Allen siempre se ha hecho preguntas interesantes, aunque casi siempre sus respuestas han sido equivocadas. Ahora parece que ya ni siquiera quiere encontrar respuestas, sólo plantear las preguntas fundamentales de la vida y decir: "no hay solución, el hombre no tiene remedio, pero no importa porque esto se acaba y no queda nada, la vida (como decía Sartre) es una pasión inútil".


En mi opinión, el mérito del director en toda su carrera es acertar con las preguntas formuladas y hacer un diagnóstico certero de la sociedad actual. Allen concluye que la sociedad está desorientada, que no sabemos amar ni tener relaciones de pareja (en las que tenemos comportamientos infantiles), que vivimos insatisfechos con lo que tenemos y siempre anhelamos lo que no tenemos (en este sentido, son geniales y muy elocuentes las escenas de la ventana de enfrente).

1 comentario:

  1. Gracias por el comentario! El hombre (o la mujer) de tus sueños no existe, esas cosas sólo pasan en las películas y en los cuentos. No nos dijeron que las perdices se acabaron que la felicidad tenía un final. Salu2!

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